El Parkinson es una enfermedad degenerativa que afecta principalmente al sistema nervioso central. A nivel celular se caracteriza por la destrucción de las células productoras de dopamina, neurotransmisor esencial para la función motora, causando movimientos involuntarios conocidos como disquinesia, entre otros.
Las células productoras de dopamina están ubicadas en la parte reticulada de la sustancia negra, zona donde además se encuentran agrupados los receptores de cannabinoides. Debido a esto, es que al CBD se le atribuyen efectos terapéuticos ya que reduce la disquinesia inducida por L-DOPA, mejora la rigidez corporal y permite un mayor control motor en general. Es por ello que los pacientes tratados con cannabidiol refieren una gran mejora en su calidad de vida.
El tratamiento actual utilizado en la medicina tradicional, puede llegar a producir efectos secundarios como: Demencia, depresión y deterioro cognitivo. Sin embargo, ensayos clínicos han demostrado la efectividad de los cannabinoides como tratamiento para el Parkinson sin producir trastornos que derivan de la medicación tradicional en donde sus hallazgos apuntan a mejorar la calidad de vida mediante el uso de CBD sin efectos psiquiátricos.
Asimismo, otros ensayos aseguran que existe evidencia científica que indican que los cannabinoides tienen un valor terapéutico en algunos desórdenes asociados al movimiento gracias a la reducción de la disquinesia, algunas formas de temblor y distonía inducida por L-DOPA en la enfermedad de Parkinson, y podrían contribuir a la disminución de tics en el síndrome de Tourette y síndromes parkinsonianos hipocinéticos.